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De palabras y lenguaje

"Esto es muy grande. Me explicó que se iba y tal... Pásame aquello. Es una cosa que sirve para..."

El castellano es una lengua muy rica y bella, con infinidad de expresiones y una vasta amplitud de vocabulario que reducimos al mínimo cada vez que hablamos. Pasa lo mismo con el catalán. Nos esforzamos poco en tratar de ser precisos en lo que explicamos o escribimos y acabamos yendo a lo rápido. Es más fácil decir que algo es muy bonito o muy feo en vez de decir precioso u horrible. Es más cómodo referirse a objetos cercanos con demostrativos que llamarlos por su nombre, así como usar siempre adverbios de lugar en vez de especificar un sitio: "Dame eso de ahí". "Estoy aquí". 

Los superlativos y comparativos ya caen en el desuso y, lo que es peor, en el desconocimiento generalizado, hasta el punto de que alguna palabreja nos puede llegar a sonar extraña. ¿Cuántas veces escuchamos en un solo día la palabra famoso? La utilizamos para todo. "El famoso caso de la niña desparecida. El famoso director de cine. La famosa frase de Abraham Lincoln." ¿Sabíais que existe la palabra célebre? ¡Y su superlativo es celebérrimo! ¿Cómo diríais que algo es muy negro? Tal cual lo acabo de escribir, ¿no es así? Diríamos que es nigérrimo, o incluso negrísimo en su forma coloquial. Pero saber todo este vocabulario sería ocupar un espacio innecesario en nuestra mente, espacio que necesitamos para aprendernos los jugadores de todos los equipos de Primera División y sus respectivas trayectorias deportivas, o para poder decir todos los nombres de las nuevas especialidades culinarias en su idioma original (cupcakes, cookies, quiche...). Incluso con las nuevas tecnologías nos acomodamos y nos aprendemos el nombre en inglés (hasta la propia RAE los acaba adaptando y aceptando) antes que pensar una palabra que lo identifique. 

Quede claro que no estoy hablando del lenguaje coloquial, donde los "joder, tío, qué pasa, colega, qué hay, macho, no me toques los..." etcétera inundan por completo cualquier conversación mundana. Puedo entender que existan distintos registros del lenguaje, pero... ¿realmente marcamos una sepración entre ellos? ¿Somos capaces de diferenciarlos?

No voy a entrar en los motivos que nos llevan a todo este caos léxico (pantallas en vez de libros, falta de interés por parte de la mayoría de gente...), simplemente desde aquí animo a todo el mundo a tratar de mejorar su lenguaje, a expresarse con la máxima claridad y a usar todo el vocabulario del que buenamente disponga cada uno, sea en el idioma que sea. Seamos precisos en nuestro hablar, ¡seguro que las ganancias son mucho mayores que las pérdidas!



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