Visitas hasta ahora

Típicos tópicos

Hoy he leído una Contra de La Vanguardia que me ha gustado mucho (ver link al final de la entrada).
El entrevistado básicamente analiza los tópicos más utilizados en nuestro lenguaje y los comenta bajo su punto de vista. ¡Ahí va el mío!

La frase de Sé tú mismo, que tan a menudo se usa para potenciar el autoestima y los valores propios, esconde un significado negativo que pesa mucho más: con ella estamos dando pie al egoísmo, a cerrarnos a cal y canto y no escuchar a los demás... ¡Quizás deberíamos pensárnoslo dos veces antes de aconsejar a alguien que sea él mismo!
En el mismo sentido, aunque en el ángulo opuesto, estaría aquello de No intentes convencerme. Esto lo decimos nosotros mismos, a menudo después que alguien nos haya aconsejado que seamos nosotros mismos. En el momento en el que soltamos esta perlita, estamos dejando claro que nuestro punto de vista es el bueno, y que vamos a seguir aferrados a él hasta que ocurra una desgracia. Cerrojo a nuestra mente, y aquí no entra ni dios.

Aquellas frases como todos somos iguales, en el fondo todos somos personas, nadie es mejor que nadie... Rotundamente absurdo. No hay obviedad más grande que hay gente mala y gente buena, gente blanca y gente negra, atletas y descoordinados, inteligentes y negados. Sí que es mejor Obama que yo en política, así como es mejor Stephen Hawking en física, como lo es Pau Gasol en baloncesto o como lo es mi hermano en  matemáticas. Lo necio es comparar a dos personas y que exista el mero pensamiento de comparar él es mejor persona, o ella es más que él. La única pregunta que realmente tiene respuesta, y que no es un tópico, sería: ¿mejor en qué?.

Otro detalle que ha mencionado el entrevistado, y que ha hecho saltar un resorte en mi interior ha sido lo de hay que ser tolerante. Hay que ser paciente, hay que ser sensato, hay que ser racional y hay que ser empático. ¡Pero no creo que debamos ser tolerantes con todos! ¿Debo ser tolerante con los intolerantes?
¿Acaso debo aceptar que otros, por su intolerancia, destruyan o maten? Eso no es ser tolerante, eso es ser tonto.

Y un par más.
Ese momento en el que actuamos de forma que podemos causar alguna clase de mal a alguien, y decimos no es nada personal... Pocas excusas más pobres encontramos en nuestra sociedad actual. Nos escudamos en que lo que hacemos o decimos no tiene nada que ver con la persona a quién afecta, o no lo hacemos para perjudicarle. Vaya, que despersonalizamos ese acto para sentirnos mejor. Y te lo digo sin acritud...

¿Y qué me decís de ese comentario que tantas veces hemos oído en las noticias tras algún asesinato, cuando los vecinos salen y dicen: pues era una persona muy normal? ¿Qué significa normal? Y sobretodo, ¿por qué ser normal es algo bueno?

En realidad no dejamos de ser unos hipócritas. Nos mentimos a nosotros mismos, porque cuando alguien destaca, si nos sentimos identificados con esa persona la admiramos y adoramos, la endiosamos. 
Pero si no nos gusta aquello en lo que destaca o su forma de sacar la cabeza, le hacemos una cruz.
Y en el fondo, muy en el fondo, nos gustan las cosas banales, intrascendentes, nimias, triviales, normales, así como la gente que es todas esas cosas... porque nos ponen el listón muy bajo y no nos cuesta esfuerzo estar a ese nivel. Y así, yo mismo soy alguien normal.

Aquí os dejo el link. ¡Os aconsejo fervientemente que le echéis un vistazo!

De proezas y de patios de colegio

Anoche Lionel Messi marcó cinco goles en un partido de octavos de final de Champions League. Toda una hazaña el hecho, todo un prodigio él. Halagos, adulaciones, piropos, alabanzas y loas que llueven de todas partes. De entendidos, de supuestos entendidos, de periodistas... (¿lo captan?). Incluso políticos extranjeros se sienten casi obligados a mencionar tal maravilla. 
Pero algunos de los que han hablado, han hecho referencia a un detalle crucial: que Messi posee, junto con unos pocos más, una pasión casi infantil por este deporte. Juega con ese brillo en los ojos con el que jugábamos todos en el recreo, en el parque o en la calle, con esa soltura y esa intención que tienen los jóvenes con ganas de comerse el mundo, y que sueñan con hacer el mismo pase o el mismo regate en estadios llenos de gente coreando sus aún desconocidos nombres. 

Y es que, sin duda, ese mínimo detalle es caudal en el deporte. El deporte profesional no deja de ser el hobby que hemos tenido prácticamente todos en nuestra niñez y juventud al que se dedican ahora aquellos que solían hacerlo mucho mejor que el resto. Así que, teniendo en cuenta el origen de tantos deportistas (en especial de futbolistas o basquetbolistas que hemos crecido con el balón en las manos imitando a nuestros ídolos), queda bastante claro que aquellos en los que perdura el entusiasmo infantil son los que se acaban divirtiendo más jugando, y los que suelen divertir más a los espectadores... que no somos otros que aquellos que éramos regateados una y otra vez por el crack de la clase. 

Lo mío es el baloncesto, y en el panorama baloncestístico actual disfruto sobremanera viendo a los Rabaseda, Josep Franch, Álex Abrines... Aquellos que, pese a la madurez que requiere la competición profesional, se saltan a veces las normas estipuladas para hacer una jugada o un movimiento como los que harían jugando con sus amigos.

Como entrenador de formación puedo afirmar que día a día vivo una de las mejores sensaciones que creo puede experimentar el ser humano: ser partícipe de la ilusión y la alegría de cualquier chico o chica deportista. Tomémosles como ejemplo, mundo adulto, que muchos detalles como éste los dejamos atrás pensando que era fruto de nuestra mente infantil, pero los niños también tienen mucho que enseñarnos. 

Gràcies a tots aquells nens i nenes, nois i noies esportistes amb qui he tingut la oportunitat de tractar: no perdeu mai l'entusiasme per això que feu, no pareu mai d'il·lusionar-vos amb allò que us agrada!