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Ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario

"...Y me gusta porque es egoísta.

Egoísta en su significado más puro. En su significado religioso. Los budistas siguen a un Budha, un iluminado. Los taoístas persiguen el Tao, el camino. Ella es egoísta, creyente. Ferviente del ego.

Miente. Adorna, adula, agrada. Lo hace bien, miente. Ella se sabe mejor. Ella se entiende, y con eso basta. Es persona, como tú y como yo, siente y sufre como los demás, pero se demostrará a sí misma mejor que tú cuando te haga creer su igual.
No es una Femme Fatal. No juega contigo porque tenga problemas consigo misma, porque no sepa quién es o porque el mundo no la entienda. El mundo es ella.
No necesita que la comprendan. Le servimos en su juego de animal social. No usará a nadie… ¿para qué? No es mala persona. Es egoísta. Porque Dios sólo se necesita a sí mismo, y crea lo demás para demostrárselo. Pero ella no es Dios. Dios es ella.
Tal vez, con todo ésto haya exagerado un poquito. Puede que haya hecho comparaciones o metáforas quizás algo hiperbólicas. Pero a lo que voy es que hay varias formas de pensar, distintas clases de gente: hay líderes, hay seguidores, hay amigos, hay profesores, hay apoyos y hay gente que a la que jamás conoceremos, gente que nos marcará y gente obstáculo. Si queremos, podemos pertenecer a cualquiera de esos grupos, a todos o a ninguno.
Ella juega en todos los equipos. Y cambiará de equipo para ir siempre con el ganador del partido que ella quiera jugar.

La adoro. Probablemente en todos los sentidos. No sé, quizás no la conozca, quizás sea una idea, quizás ella no exista. Quizás jamás lo entiendan… "