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'Chapao' a la antigua

Estos días estoy conociendo mucha gente nueva y estoy retomando viejas relaciones con ilusiones renovadas. Recordando vivencias casi olvidadas y viendo a personas de las que me doy cuenta que no debí distanciarme. Una de ellas, tras cotillear someramente mi perfil en las redes sociales, llegó a este blog y me comentó que le encantaba. De hecho, lo ha difundido por todas partes y las visitas han vuelto a subir pese a no haber publicaciones recientes. 
Hasta hoy no he conseguido mantener una regularidad en la publicación de entradas en este espacio virtual. Pero he cogido el compromiso de mantenerlo actualizado, de dar que hablar por lo menos una vez por semana, o darlo por cerrado. ¡Vale la pena dedicarle unos minutos a darle al coco!
Y, cómo no, las puertas están abiertas para todos. ¡Comentad lo que os plazca!

Hablando con los amigos la semana pasada me sorprendí diciendo algo así como "yo debo de estar 'chapao' a la antigua". No sé a qué vino, pero desde entonces no me lo quito de la cabeza. 

Tengo 24 años pero no me reconozco en la forma de pensar de la mayoría de la gente joven de hoy en día. 
Este año en el club de baloncesto en el que trabajo desempeño las funciones de coordinador, y al hablar con los entrenadores que están entre los 18 y los 26 años me doy cuenta de que no pensamos igual. Me siento muy lejano a sus razones, muy distante de sus maneras. Empezando por los modales, las confianzas para con los jefes y directivos, la seguridad de que no se equivocan y de que todo el mundo puede hacer cosas por ellos. Si bajamos la edad, uno se da cuenta de que los adolescentes no tienen ningún respeto hacia los desconocidos. Ya no digo a los adultos, ya no digo a los profesores, ya no digo a sus propios padres. Ni siquiera guardan respeto hacia aquello que no conocen. Y, obviamente, no temen nada
Los más pequeños están igual: aún teniendo en cuenta su niñez, uno puede notar que no temen ninguna consecuencia, ninguna represalia, llegando incluso a encararse con cualquiera que les pueda llevar la contraria. 

Si dejamos de lado el respeto y hablamos de mentalidad, tampoco creo que mi mente vaya a la par con la de mi generación. La cultura del esfuerzo, del trabajo y la superación en la que yo me he criado y en la que creo (gracias Pedro y Madre, yo todavía creo que puedo cambiar el mundo) ha sido sustituida por la del escaqueo y el trampeo.

Puedo ir más allá. ¿Cómo son los papás primerizos de hoy? Como en todas las publicaciones, diré que no se puede generalizar, cada persona es un mundo. Pero si uno se planta a la salida de cualquier escuela de primaria a las 17 de la tarde y escucha las conversaciones de esos padres mientras esperan a los niños... Qué pena. 
La forma de hablar, los temas de conversación... Poco que comentar.

La forma de enfocar la vida, los objetivos personales... Tampoco creo que me asemeje a mis contemporáneos en eso. Mi vida queda lo suficientemente retratada entre las líneas de esta página, qué os voy a contar ahora. Y demasiada es la gente que queda sorprendida con lo que digo, incluso de que se me pasen por la cabeza estas ideas para escribir. ¡Cómo si hubiera publicado alguna ley desconocida de la naturaleza! 

Incluso en las relaciones personales, en el contacto físico, en una conversación privada con alguien, en el sexo... creo que estoy desfasado. Todo ahora es fácil y volátil, todo es insignificante y efímero, sin importancia. Nada de citas, nada de conversaciones interesantes, nada de hablar durante horas, nada de dedicarle tu tiempo a la otra persona, física o intelectualmente. Pim pam.

Pero sé que no soy un bicho raro. Todavía hay gente (mucha) con la que me identifico en su forma de pensar. Quizás sean bastante mayores que yo, pero me niego a que todas esas formas y esa educación caigan en saco roto. Me niego a saltar sin contemplaciones una generación.

En resumen, in my humble opinion, creo en el avance y en el progreso, creo firmemente en la mejora. Pero no creo en los saltos radicales para evitar los pasos duros del camino, que creo que es lo que la generación actual está haciendo. ¡Y no hablo de política ni de estudios! Hablo de valores. 

2 comentarios:

Unknown dijo...

Jo sóc una dels molts pares i mares que recollim nens cada dia a les 17h a l'escola, dels que vivim i intentem educar els nostres fills de la millor manera possible. I no em considero xapada a l'antiga sino normal.
Conec altres com jo que lluitem i ens esforcem per educar en la cultura del respecte i l'esforç. I no és gens fàcil anar per aquest camí difícil, però és el correcte, n'estic segura.
Si penses i vius com expresses, me n'alegro. Benvingut al món dels valents! Dels valents i dels patidors, perquè aquesta manera de viure requereix tenir el cap a lloc, el cor fort i un parell de collons!

Bobby Barker dijo...

Fa un parell de dies vaig fer la mateixa reflexió, els joves estem acostumats a que ens ho donin tot mastegat i si hem de treballar per aconseguir el nostre objectiu preferim canviar-lo o plorar fins que algú ens ho solucioni.