Visitas hasta ahora

De Werts i de pebrots

Esta va a ser mi primera vez. Mi primera manifestación política. Tengo 23 años, y he tenido 4 ocasiones (que recuerde, quizás más) para ir a votar. Tan sólo fui la primera vez, con 18, y voté por inercia, por familia y amigos supongo, porque no tenía ni idea. 
La verdad es que sigo sin tener la más mínima idea ya que jamás me ha interesado la política. No creo que sea la política lo más urgente a mejorar en este planeta, ni lo que más afecte al funcionamiento del mismo. Los políticos han sido educados de una forma, y así actúan. El problema radica más abajo, precisamente en esa educación. En esa forma de ser de las personas. Si el mundo no actuara como actúa, no saldrían los gobernantes que salen. Y es por esa razón por la que no tengo el más mínimo interés por conocer los diferentes partidos políticos ni sus programas electorales. Quizás ahora me gane algunos enemigos, pero espero que se respete mi posición así como yo respeto la vuestra. 

De ascendencia gallega por una parte y manchega por la otra, yo nací en Cataluña, y toda mi vida he hablado el castellano en casa y el catalán en la escuela. La mayor parte de mis amigos más cercanos son catalanoparlantes, mi pareja actual lo es. Domino ambas lenguas por igual de forma oral y escrita, como la inmensa mayoría de los catalanes, con mayor o menor precisión. 

Desde hace ya unos años viene acentuándose cada vez más la inestable situación en Cataluña en su relación con España. Hace tres meses, un 11-S, los catalanes salieron a la calle a manifestar una opinión bastante extendida y generalizada. Yo estuve en esa manifestación, pero seré sincero: fui con la familia de mi pareja más por presión (y curiosidad) que por otra cosa. No creía demasiado en todo el runrún que se venía oyendo desde unos días atrás. Nada más llegar empecé a darme cuenta que aquello era mucho más grande e importante de lo que había pensado. Y desde el primer minuto hasta hoy mismo empecé a cambiar de opinión en cuanto a la independencia de Cataluña. Si me lo permiten, desde este momento voy a expresarme en la que no es mi primera lengua por temas familiares, pero la que sin duda es la primera lengua de este pequeño país. 

Sóc català, i m'hi sento fins l'últim racó de dins meu. M'identifico amb la cultura catalana, i allà on vaig i m'ho pregunten dic amb molt d'orgull que sóc català. Fins fa poc, per mi això no significava que volia separar-me d'Espanya, ja que creia que una cosa no treia l'altra. M'identificava amb la nació catalana, però no havia d'anar renyit amb formar part de l'estat espanyol.
Però ja fa temps que veig que a Espanya hi ha gent que no ens vol. Ens intenten fer la vida impossible, i no només ho neguen, sinó que encara miren de justificar-se amb fal·làcies i mentides que no fan més que posicionar-nos a tots aquells que ens trobàvem propers a un punt neutre.

Ara ha sortit el senyor Wert amb la idea més franquista que he sentit en els darrers anys: el català haurà de ser ensenyat a l'escola com a quarta llengua, com a assignatura optativa. 

Estimat senyor Wert i tots aquells ciutadans espanyols que veieu amb tant mals ulls la societat catalana:
N'estem fins els pebrots. Fins i tot gent com jo, que podríem dir que sóc xarnego (sense cap matís despectiu), estem fins els nassos de la vostra actitud envers Catalunya. Siguem clars: tanta pressió sobre Catalunya, tantes lleis, tantes declaracions, tota la vostra actitud centralitzadora, cada crítica... Vostès depenen en gran mesura de Catalunya. Així com de política, els meus coneixements d'economia tendeixen a la nul·litat, però em sembla prou evident que moltes de les comunitats autònomes d'Espanya no són gens autònomes. Es més, jo diria que Catalunya les ajuda bastant. Culturalment, la nostra societat és igual o més rica que l'espanyola, i potser això us enrabia. I mentalment, cada dia queda més demostrat que devem ser més avançats, o com a mínim més oberts a escoltar i aprendre. Tot això ha de ser dur d'acceptar per vostès.

Escoltin i aprenguin, senyors polítics. Cada vegada que mencionen Catalunya al parlament, al congrés de diputats, als meetings o a l'habitació de casa seva, ens estan fent més forts. I jo en sóc la prova. Jo, que creia que els nostres camins units portaven a un futur més fàcil i planer, i que després de l'última animalada del govern tinc molt clar que vull ser independent. 
No us desitjo cap mal, simplement vull continuar el meu camí amb els meus. Potser he trigat en adonar-me'n. Potser fins i tot és tard. Vostès continuin així i veuran com n'hi ha molts, milers de ciutadans iguals que jo. Alguna cosa deuen fer malament si aquest conflicte Catalunya-Espanya ha traspassat totes les fronteres existents i mitja societat desenvolupada se n'ha fet ressò. Tots dos sabem que no els interessa explicar de quin bàndol estan tots ells. 

Aquesta és la primera vegada que em posiciono en qualsevol àmbit polític, i la primera vegada que escric en veu alta quelcom que porta uns dies rondant-me el cap. Y estoy seguro que no va a ser la última. 
No volem estar allà on no ens hi volen. Que les vaya bonito, que lo pasen muy bien, y no sean agoreros que ya nos resolveremos nosotros nuestros futuros problemas. En tindrem, ningú mai va dir que seria fàcil, però valdrà la pena. 

Som-hi!

PS: Por respeto a los lectores que no comprendan el catalán dejo en los comentarios la traducción al castellano.

De cuentos o constancia

Después de mucho tiempo dándole vueltas a algo, y tras haber pasado por todas las fases emocionales posibles al respecto (incomprensión, desánimo, indignación, rabia hasta la actual aceptación) he decidido ponerlo por escrito para, al menos, sacármelo de encima de una vez.

Cada día el esfuerzo brilla más por su ausencia. 

Está en boca de todos últimamente el tema político, nos metemos con todos ellos, con su poca preparación, con su negligencia, con su morro, con el poco mérito que decimos tienen la mayoría por estar ahí (que si enchufes, que si favores...). 
Pero, en el fondo, la mayoría pagaría por conseguir algo sin hacer nada para conseguirlo. Por vivir del cuento, vaya. 

Los niños se quejan de la dificultad de los exámenes, de los profes que les tienen manía, de la cantidad de deberes... Seamos realistas, la cantidad de horas que dedica un alumno medio a estudiar hoy en día es mucho menor que la que dedica a las consolas (caso de los niños) o a salir con las amigas o hacerse fotos frente a espejos (caso de las niñas). 
Pero poca es la voluntad, la constancia, el esfuerzo que le ponen para conseguir los resultados. Es más fácil que me lo expliquen mis padres en casa o me pase los apuntes el listo de la clase o que venga un profe de refuerzo a explicármelo. 
Así reduzco mi tarea al mínimo.
Créanme, convivo con ello a diario, es mi trabajo. Sé de lo que hablo.

Cuando crecen y son jóvenes, entonces lo que es una mierda es encontrar trabajo. No hay nada. 
Aquí sí que entramos en un tema difícil. Quizás incluso entre en controversia. 
Está claro que no estamos en la mejor época para encontrar trabajo, y mucho menos encontrar el trabajo que queremos o para el que hemos estudiado. Pero en muchos casos tampoco se puede decir que haya cero opciones.
Seré claro: sigue habiendo los trabajos que muchos ni siquiera consideran como opción. Aquellos que requieren un esfuerzo físico en una obra, en un campo de cultivo o en un almacén, el ir puerta a puerta promocionando o repartiendo publicidad. Atendiendo llamadas telefónicas. Pero muchos jóvenes de hoy en día no quieren ni oír hablar de ese tipo de trabajos. Son muchas horas para poca remuneración, nulo proyecto de futuro... 
Cierto, es más fácil quejarse y seguir sin hacer nada mientras lloro.

Ojo, no generalizaré. Hay muchos otros jóvenes que cazan al vuelo la primera oportunidad que tienen, les guste o no. Olé por ellos. Y hay otros muchos que querrían hacerlo y no pueden por muchas circustancias que se dan. Olé por ellos también.

Y luego llegamos a los adultos, los "mayores", los que supuestamente tienen ese punto de cordura, de sensatez... También ellos están deseando vivir del cuento. Esos que saben de todo porque escuchan la radio, y no se paran a razonar lo que escuchan. Esos que compran lo más caro por que es más probable que salga mejor. Es otra forma de esfuerzo, el pensar. 
Tienen hijos, y los apuntan a todas las actividades extraescolare que encuentran. No hablo de los padres trabajadores que no están en casa por las tardes y que no pueden estar con el niño. Hablo de aquellos que enseñan al niño a descolgar el teléfono y preguntar al compañero antes que a abrir un libro y buscar.
Hoy en día, en el deporte: dopaje para ganar. Hablé de ello en el anterior post. Venga hombre, si quieres algo, cúrratelo. Gánatelo. 
Los chicos y chicas que ven por la tele el deporte y les dicen a su papá o mamá que quieren apuntarse, por ejemplo, a natación sincronizada. Y, cuando en la primera sesión la entrenadora las pone a nadar 1500 metros para empezar, se repiensan esa nueva afición. Mejor el pádel. Y cuando te dicen que tienes que salir a correr para estar en forma...

En fin, que me voy por las ramas.

Yo creo en la cultura del esfuerzo. Creo en trabajarme las cosas para lograr lo que quiero. Cierto es que la suerte influye muy a menudo, para bien o para mal, pero yo prefiero no depender de ella. Dicen que el esfuerzo jamás desayuda a la fortuna.

No te engañes, la suerte acude contadas veces en la vida a tu rescate, y es probable que no te venga nunca para lo más importante. Nada importante te llegará sin esfuerzo.

El propio esfuerzo es el camino, y es en ese camino donde está la felicidad, no en el objetivo final. Disfrutemos de cada pequeña mejora que hagamos, apreciémosla, démosle el valor que se merece. Porque tiene mucho más valor cada gota de sudor, o cada hora pasada frente a un libro, o cada minuto que ayudamos a los demás, que el hecho de que al final consigamos o no aquello que queremos.
Seguro, algunos tendrán suerte y lograrán mucho con poco, pero de entre todos los demás, aquellos que se esfuercen conseguirán mejores cosas que los que tirarán la toalla.

Y cuando te hayas autoinculcado la cultura del esfuerzo, creo que habrás conseguido la mayor mejora de todas: serás capaz de decir SÍ, YO PUEDO ante cualquier obstáculo o reto.