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De proezas y de patios de colegio

Anoche Lionel Messi marcó cinco goles en un partido de octavos de final de Champions League. Toda una hazaña el hecho, todo un prodigio él. Halagos, adulaciones, piropos, alabanzas y loas que llueven de todas partes. De entendidos, de supuestos entendidos, de periodistas... (¿lo captan?). Incluso políticos extranjeros se sienten casi obligados a mencionar tal maravilla. 
Pero algunos de los que han hablado, han hecho referencia a un detalle crucial: que Messi posee, junto con unos pocos más, una pasión casi infantil por este deporte. Juega con ese brillo en los ojos con el que jugábamos todos en el recreo, en el parque o en la calle, con esa soltura y esa intención que tienen los jóvenes con ganas de comerse el mundo, y que sueñan con hacer el mismo pase o el mismo regate en estadios llenos de gente coreando sus aún desconocidos nombres. 

Y es que, sin duda, ese mínimo detalle es caudal en el deporte. El deporte profesional no deja de ser el hobby que hemos tenido prácticamente todos en nuestra niñez y juventud al que se dedican ahora aquellos que solían hacerlo mucho mejor que el resto. Así que, teniendo en cuenta el origen de tantos deportistas (en especial de futbolistas o basquetbolistas que hemos crecido con el balón en las manos imitando a nuestros ídolos), queda bastante claro que aquellos en los que perdura el entusiasmo infantil son los que se acaban divirtiendo más jugando, y los que suelen divertir más a los espectadores... que no somos otros que aquellos que éramos regateados una y otra vez por el crack de la clase. 

Lo mío es el baloncesto, y en el panorama baloncestístico actual disfruto sobremanera viendo a los Rabaseda, Josep Franch, Álex Abrines... Aquellos que, pese a la madurez que requiere la competición profesional, se saltan a veces las normas estipuladas para hacer una jugada o un movimiento como los que harían jugando con sus amigos.

Como entrenador de formación puedo afirmar que día a día vivo una de las mejores sensaciones que creo puede experimentar el ser humano: ser partícipe de la ilusión y la alegría de cualquier chico o chica deportista. Tomémosles como ejemplo, mundo adulto, que muchos detalles como éste los dejamos atrás pensando que era fruto de nuestra mente infantil, pero los niños también tienen mucho que enseñarnos. 

Gràcies a tots aquells nens i nenes, nois i noies esportistes amb qui he tingut la oportunitat de tractar: no perdeu mai l'entusiasme per això que feu, no pareu mai d'il·lusionar-vos amb allò que us agrada!









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