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Consecuencias

Paula y Jandro son pareja. Salen a bailar con unos amigos, a divertirse y a pasarlo bien. Oscar es un buen amigo de ambos.
En un momento de la noche, Paula y Oscar se encuentran y bailan amistosamente, charlan y ríen. La escena es contemplada por Álvaro y algunos otros amigotes, los cuales, en su estado de embriaguez y para pasar el rato de algún modo, deciden ir a contárselo a Jandro, sin malicia ninguna, pero añadiendo algún que otro pequeño detalle y opinión propia.
Jandro se enoja, agarra a Oscar (que no entiende nada) y lo golpea con el puño cerrado. Paula, también sorprendida, no sabe cómo reaccionar y se echa a llorar, lo cual incrementa aún más el enfado de Jandro y provoca la ruptura entre ambos.

Álvaro y los demás lo ven todo desde la distancia, al principio con cierto divertimento hasta que se dan cuenta de la situación real, todo consecuencia de sus actos. Sin lugar a dudas no tenían mala intención, eran amigos de la pareja, pero pueden haber arruinado tres relaciones por un comentario que podrían haberse ahorrado.



Mateo y David son grandes amigos. Daniel, un compañero de trabajo de Mateo, está muy enojado porque su jefe no lo valora suficiente, y antes de irse a casa se desahoga con su compañero durante veinte minutos, vociferando, blasfemando y gesticulando para no dejar títere con cabeza.
Más tarde, Mateo queda con su amigo David, que llega cinco minutos tarde a causa del tráfico.
Mateo acaba por explotar y discute fuertemente con David por sandeces que en otras condiciones ni le pasarían por la cabeza.

Sin quererlo, Daniel ha provocado una riña entre dos buenos amigos que posiblemente se lleven también el cabreo a sus casas.

Son dos ejemplos, pero los hay a cientos.
Nuestros actos no nos afectan nunca a nosotros solamente. Todas nuestras acciones tienen represalias también sobre los demás: hay que vigilar con los errores que cometemos, porque normalmente no es uno mismo quién sufre las consecuencias.

Quizás haya llegado el momento de no valorar únicamente los problemas de uno mismo, sino ver las cosas en su globalidad, visionarlo todo desde distintos ángulos y intentar entender cada situación cómo la ven también los demás. Porque al fin y al cabo no vivimos solos, y si queremos la ayuda y el respeto del resto de la gente, habría que empezar por aprender a ver el radio de alcance de cada una de nuestras acciones.

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